Guillermo Vanegas ha planteado recientemente
algunas inquietudes sobre Los Orígenes
del Arte Conceptual. Una de sus tesis más provocadoras consiste en afirmar que
sobre este instante del arte ... se ha escrito
poco y mal.
".. que
(…) la Colección Ganitsky Guberek es la
expresión del pensamiento profundamente democrático de toda una generación de .... (…).
Poco
aportan al entendimiento categorías rudimentarias como Los Pioneros: Andrés de Santamaría; Los Maestros: Botero y compañía; La segunda Generación: Manuel Hernandez, Carlos Rojas; Los Transgresores: Feliza Burstyn, Bernardo Salcedo; Más allá de la Vanguardias: Lorenzo Jaramillo, Saturnino Ramirez; La Resistencia: Luis Caballero, Alvaro Barrios, María de la Paz
Jaramillo; Los Ópticos y
Cinetístas: Hernando del
Villar; Los
Contradictores: Gustavo
Zalamea, Beatriz Gonzalez. Esta categorización con fines pedagógicos deja
demasiados cabos sueltos y hace inevitable que surgan muchas preguntas: ¿Existe
un eje que determine y explique el origen y desarrollo del arte moderno ....? ¿..., las ideas estéticas de la modernidad surgen con Andrés
de Santamaría y se consolidan con Los Maestros sin
más intermediarios? ¿Carlos Correa, Pedro Nel Gomez, Dévora Arango, entre
otros, son premodernos? ¿Estos últimos son un accidente para la historia
oficial del arte moderno ...? ¿En verdad Los Maestros expuestos
en Antología son
nuestras Vanguardías? ¿Que la Colección
Ganitsky Guberek no tiene obras de este periodo del
arte ...? Bueno, entonces, es deber del curador suplir esta carencia
para cerrar ese vacío entre De Santamaría y Los Maestros. Ahora, ¿qué es una
Vanguardia artística? Me temo que los infantes a quienes está dirigida la
muestra no quedaron enterados.
El Museo de Arte del Banco de la República
realiza un proyecto pedagógico importante, lo cual, sin duda y
sin sarcasmos, es encomiable; no obstante, no puede ampararse en su vocación
pedagógica para justificar su incuria conceptual. Esta institución debe
mostrar a los niños y niñas que el arte del siglo XX, el que se inicia con las Vanguardias históricas,
es de tal complejidad como violenta es la época. Si nos atreviéramos a pensar
diferente podríamos plantear que en Colombia nunca tuvimos vanguardias, y que
si alguna generación merece tal nombre es la constelación Pedronél-Débora-Correa. Incluso, atendiendo a historiografías recientes, podríamos aprovechar la oportunidad para caracterizar unas Neovanguardias, que tendrían sus referentes más importantes en
los años veinte y treinta del siglo XX, y no en los años cincuenta y sesenta
del mismo siglo. Es más, podríamos sugerir que sería mucho más provechoso para
la contemporaneidad mirar con mayor atención a Los Maestros de
comienzos del siglo XX ..., por sus inquietudes y por los problemas que
plantearon.
Entonces, para intentar dar respuesta a su
pregunta de si existe un eje rector que marque el origen y el desarrollo del
arte moderno; vale la pena citar a Florencia Bazzano-Nelson,
historiadora invitada ... en 2006 en el marco de la Cátedra Luís Ángel
Arango “Marta Traba y las batallas del arte en Latinoamérica” quien sostiene
que: [Traducción libre] “Ella consideraba los pintores ... bien
reconocidos del siglo XIX tales como Mendoza, Acevedo y Garay para compartir
“Ia misma mediocridad dorada y un esclavismo estético común… “Andrés de
Santamaría empezó a cambiar esto, pero en 1930 tendría que llegar “antes de la
aparición ... de los primeros pintores que manejan la terminología,
aceptan la innovación y comparten la ambición de la pintura europea que viene
de Cezanne, Gauguin y Van Gogh.” Traba reconoció a Luis Alberto Acuna, Alipio
Jaramillo, Pedro Nel Gómez, Carlos Correa e Ignacio Gómez Jaramillo para
presentar el modernismo ... después de 3 décadas de academicismo,
pero ella consideraba su trabajo “lejos de homogéneo o coherente”. Aunque ellos
desempeñaron el papel de pioneros, ellos “preservaron… todas las convenciones
que los artistas del siglo XX en Europa estaban haciendo tal esfuerzo para
modificar radicalmente… pero ni el pictórico Social, ni el realismo, ni el
puntillismo, ni la distorsión constructiva con resultados ‘feos’, acertaron en
enredar ciertamente las convenciones tradicionales.” Para Traba, parte de la
culpa se encuentra en la “influencia del arte mexicano, en cuyo nombre se han
cometido muchas aberraciones.” BAZZANO-NELSON, Florencia. Theory in context:
Marta Traba’s art-critical writings and ...,1945-1959. Albuquerque:
University of New Mexico, 2000, págs.: 25 – 26
Esteban Hernández Correa
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Tres décadas de arte moderno ... ¿Indulgencias con avemarías
ajenas?
En mi participación
anterior sugerí a los lectores de Esfera Pública considerar la constelación
Pedronél-Débora-Correa como nuestra vanguardia. Hernández recuerda los dictados
de algunos historiadores del arte ... que vetan de inmediato esta idea.
Argumentan que estos artistas aún son complacientes con el pasado y que ser
moderno es considerar la modernidad como una renovación permanente de estilos.
Esto se supone que es reinventar la realidad. Tanto Hernández como los lectores
de Esfera Pública saben que la modernidad en las artes plásticas –las
vanguardias– está orientada por un deseo de transformación política. A los
artistas de esta época eso del «estilo» les parecía burgués y como no
comulgaban con el modelo económico en rigor, con seguridad la idea del estilo
les debió parecer tan repugnante como el dinero con que se solía comprar su
silencio. Con alguna reserva, Hernández nos recuerda que Traba lo puso en
estos términos, pero me da la impresión de que sucumbió ante la historia
oficial. Tampoco recuerda las convicciones políticas de la constelación
que he propuesto. El arte de vanguardia es un asunto de ideas políticas y tiene
poco que ver con los estilos. Éstos se los inventan los críticos y los
historiadores.
Historiografías
recientes como las de Hal Foster[1] nos
muestran que las primeras neovanguardias –años cincuenta del siglo XX, no
comprendieron el espíritu de las vanguardias históricas y que por ello mismo
fracasaron penosamente, aunque vendieron de todo, y muy bien. No
obstante, el asunto a debatir en las vanguardias históricas no son sus ventas,
esto es lo que quisiera la propaganda de los mercaderes.
En conclusión, creo que Marta Traba tampoco comprendió las
vanguardias históricas, no por falta de perspicacia, sino porque en esos años
nadie podía aún comprender qué había acontecido a comienzos del siglo XX. Somos
nosotros, nos dice Foster, quienes comenzamos a comprender el espíritu de las
vanguardias. Por esta razón he planteado la tesis de que buena parte de los
artistas de Tres décadas de arte moderno,
tampoco las comprendieron. Tengo la impresión de que nuestras «vanguardias»
ganaron indulgencias con avemarías ajenas.
Jorge Peñuela
Tomado de http://esferapublica.org/nfblog/antologia-tres-decadas-de-arte-moderno-en-el-museo-de-arte-del-banco-de-la-republica/https://desdeelmalestar.wordpress.com/tag/carlos-correa/