Panorama del Grabado Carlos Correa

Panorama del Grabado, Elkín Hernando Úsuga Guisao, Universidad de Antioquia, MAESTRÍA en HISTORIA del ARTE, Facultad de Artes, 2005
Un punto para destacar en dicho capítulo es la importancia que se le da a Carlos Correa y sus series de aguafuertes realizados durante la década de los 50, y que 11 lo ubican como un punto de transición hacia lo que vendrá después en la historia del grabado local, esto es, la actitud reflexiva de los artistas frente al grabado como una forma de expresión.
   Otros artistas, en la mencionada década, no dejaron de ser indiferentes a las posibilidades plásticas y expresivas de las variadas técnicas de grabado. Artistas de aquel entonces como Alipio Jaramillo, Carlos Correa, Enrique Grau, Alejandro Obregón, Guillermo Silva y Lucy Tejada, incursionaron unos esporádicamente y otros con más dedicación, en el grabado. Guillermo Silva, por ejemplo, llegó a exponer sus grabados en México obteniendo una acogida favorable. También la pintora Lucy Tejada expuso en 1958 un conjunto de 33 grabados en la Sociedad Económica de Amigos del País en Bogotá, recibiendo una crítica positiva de Marta Traba, comentario que fue publicado en el periódico El Tiempo de Bogotá el 17 de agosto de 1958.
    No es fácil entonces señalar acertadamente momentos fundantes en la historia del arte, en este caso el arte local. Una afirmación correcta depende de una investigación concienzuda y del análisis de situaciones no solamente artísticas sino también sociales, políticas, culturales y filosóficas. El interrogante, respecto al momento en que los artistas percibieron en el grabado otra forma de expresión tan válida como la pintura, es el punto de partida para la presente investigación y posiblemente la respuesta esté en la historia del grabado local sucedida en los últimos cuarenta años. Sin desconocer, claro está, los aportes al grabado de personajes como por ejemplo Horacio Marino Rodríguez, Anatolio Peláez, Francisco Antonio Cano, Marco Tobón Mejía, Pedro Nel Gómez, Ignacio Gómez Jaramillo, Jorge Cárdenas y Carlos Correa, especialmente, quienes en años anteriores a los sesenta con sus incursiones en el grabado comenzaron a cimentar las bases que ampliarían después artistas como Aníbal Gil, Augusto Rendón y otros, para edificar poco a poco, igual que el grabador controla el mordiente en el metal, la historia del grabado en en las últimas cuatro décadas.
    Creo que es pertinente hacer alusión al aspecto político en el grabado porque, así como durante muchos años el grabado estuvo sujeto a la mimesis e igualmente a una depuración técnica cada vez más rigurosa, también durante algunos años en el siglo XX, una de las características de la gráfica, especialmente en Latinoamérica, fue su contenido social y político. Esta característica es posible observarla, por ejemplo, en los grabados del mexicano Leopoldo Mendez, el cubano Tomás Sánchez, el guatemalteco Moisés Barrios, el costarricense Francisco Amighetti, el ecuatoriano Hernán Cueva y el colombiano Carlos Correa entre otros. Dicho contenido social y político, que en algún momento tuvo el grabado latinoamericano, hay quienes consideran que el grabado contemporáneo debería volver a recuperar. (Ver ilustración 25)
   Una aserción, como la anteriormente escrita, es factible que haya guiado, en determinados momentos, la producción gráfica de algunos artistas, ya citados anteriormente y a los cuales he de referirme un poco más extenso en capítulos posteriores. Carlos Correa y Augusto Rendón, por ejemplo, dejaron en sus grabados una clara alusión a problemáticas sociales de su tiempo y frente a las cuales ellos no fueron indiferentes.
   Igual, es probable que alguna de las exposiciones mencionadas fuera observada por los artistas de la ciudad, por aquellos que tenían una obra ya consolidada y por otros que recién comenzaban su camino en el arte. Quizá nuevas inquietudes técnicas y expresivas se suscitaron en sus espíritus, algunos de ellos inscritos en una estética modernista y renovadora en las artes plásticas. Pedro Nel Gómez, Eladio Vélez, Débora Arango, Rafael Saenz y Carlos Correa, por ejemplo, eran ejecutores de un arte que para el momento se había desprendido totalmente de planteamientos academicistas y que comenzaba a ser considerado, en sus concepciones formales y estéticos, como revolucionario.
   De este grupo de artistas, 3 especialmente: Pedro Nel Gómez, Débora Arango y Carlos Correa habían mostrado con sus propósitos artísticos una obra de claro contenido social, y en determinado momento, de carácter político. Pedro Nel Gómez había encontrado en la pintura al fresco un medio para llevar a los muros “la vida del pueblo” 102. Débora Arango encontró en la pintura la forma de expresión de sus sentimientos creando imágenes en las que se puede captar “un sentido de liberación que da rienda suelta a la sensualidad, a la sátira y a la denuncia”.103 Y Carlos Correa, quien además de la pintura realizaría en los años cincuenta dos series de grabado en metal con una “manifiesta intención política”. 104 Es a este artista, punto de transición hacía el grabado abordado como otra forma de expresión en el arte, a quien he de referirme, unos párrafos más adelante, para concluir el presente capítulo. 104 GONZÁLEZ, Miguel. Carlos Correa grabador. El País, Cali, Julio 1 de 1978.
   Finalizando la década de los cincuenta es posible observar como el grabado comenzaba hacer parte de los intereses expresivos de algunos artistas. Para el año de 1959, año en que el joven artista Jorge Cárdenas Hernández realizó una muestra individual de cincuenta cuadros, que reseñaré enseguida, y que incluía además grabados, ya Carlos Correa había realizado, entre 1952 y 1960, sus dos conocidas series de grabados: Trece pesadillas y El mundo es libre. También para esa fecha Aníbal Gil, quien estudió en Italia pintura mural, vitral y grabado, había participado con grabado en varias exposiciones colectivas y había ganado además cuatro premios con dicha técnica.
   Debo recordar al lector, como lo anuncié unos párrafos atrás, que ese momento de transición, hacia el grabado sentido por los artistas como una forma de expresión, se dio con Carlos Correa y los aguafuertes realizados por él entre 1952 y 1960. Fue Carlos Correa el primer artista que hizo una obra gráfica importante con la técnica del aguafuerte. Sus grabados no se quedaron solamente en el ensayo como sucedió en los años treinta con Pedro Nel Gómez. Los propósitos fueron más amplios, hasta encontrar posibilidades expresivas en la técnica. Es a Carlos Correa y a sus aguafuertes, paso importante hacia la Historia del Grabado en los últimos 40 años, a quien dedicaré los últimos párrafos de este capítulo.
   Carlos Correa realizó durante su vida una obra comprometida no solo con él mismo, sino también con la realidad de su tiempo, una realidad por demás cruda, ya que el pintor vivió durante la época de la violencia política que sacudió al país durante tres décadas. Violencia generada por diferencias ideológicas entre los dos partidos tradicionales (conservador y liberal), que tuvo sus comienzos durante el gobierno de Olaya Herrera (1930-1934) y que se recrudeció luego con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, para terminar después durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla hacia 1957.
   Para la década de los cincuenta, época en la cual realizó sus grabados, ya Carlos Correa había obtenido – aunque con altibajos, rechazos y purgas impuestas por él mismo a su obra – cierto reconocimiento. El artista había realizado desde 1936 varias exposiciones individuales; participado en varias exposiciones colectivas, entre ellas cuatro Salones Nacionales y una exposición internacional, La Bienal de Madrid. Correa había ganado hasta ese momento cuatro premios importantes: primero, segundo y tercer puesto en Salones Nacionales, y un primer premio en el II Salón Nacional de Pintura de Tejicóndor.
Carlos Correa fue el autor de La anunciación, quizá una de las obras más polémicas en la historia del arte colombiano. Obra pintada en 1941, con la cual participó en el II Salón Anual de Artistas del mismo año, y que fue retirada por orden del Ministro de Educación. Pintura con la que participó después bajo otro título: Desnudo, en el siguiente Salón Anual de Artistas, donde obtuvo el primer premio y que sin embargo “sólo estuvo exhibida cuatro días ante el ataque furioso de algunos sectores de la opinión entre ellos el clero y los periódicos más conservadores”.112. 112 Carlos Correa. Trece Pesadillas (1952-1954), grabados. Catálogo del Palacio de la Cultura.
La cita anterior puede dar una idea de la actitud crítica y de rechazo con que la obra de Carlos Correa fue recibida varias veces por algunos sectores de la sociedad colombiana. Disposición generada por una obra que la mayoría de las veces cuestionó los estamentos religiosos, políticos y sociales. Precisamente, son estos tres los elementos fundamentales que en su momento guiaron el pensamiento de Correa para realizar sus grabados.
   Las dos series de grabados están compuestas por 26 planchas de metal (zinc y cobre) elaboradas mediante la técnica del aguafuerte y en determinados momentos intervenidas al buril. La primera serie Trece pesadillas está compuesta por 13 grabados y fue realizada entre 1952 y 1954. Los otros 13 grabados componen la serie El mundo es libre, la cual fue realizada entre 1958 y 1960.
   No espere el espectador encontrar en los grabados de Carlos Correa una gran variedad en cuanto a líneas calibradas y valoradas, ni una amplia escala tonal con los tramados, ni un juego ilusorio de planos, ni el diálogo armonioso entre la luz y el claroscuro; características éstas, formales y técnicas, a las que con una práctica extensa él grabador puede acceder. Sin embargo, en estos grabados, la capacidad expresiva del artista se impone sobre los aspectos aparentemente negativos antes mencionados para darle su debido valor a la obra y ubicarla a la altura de momentos de gran importancia en la historia del grabado, como por ejemplo el expresionismo gráfico alemán. Sus grabados nos recuerdan que en otros momentos en la historia de la humanidad artistas como Callot, Goya, Guadalupe Posada y los artistas del mencionado expresionismo alemán (Ernst Ludwing  kirchnner, Kathe Kollwitz, Erich Heckel, Emil Nolde y Max Pechstein entre algunos), encontraron en el grabado una manera de expresar sus ideas y cuestionar de ese modo el momento histórico, de guerras y atropellos contra la humanidad, en el que les correspondió vivir. A su manera, y con un arte gráfico que algunos consideraron panfletario, Correa hizo una crítica a los estamentos de poder establecidos en su época. En sus estampas, según palabras de Alberto González “se concentra de forma contundente el humor negro y la corrosiva crítica a las instituciones oficiales y al mundo de la política de su época.”113 113 GONZÁLEZ, Alberto. Carlos Correa: Terquedad y compromiso, En: Revista Universidad de Antioquia, No. 255, enero-marzo de 1999. P. 91.
El humor negro y la crítica corrosiva se pueden detectar por ejemplo en estampas como Club de ratones (1952), Vía – Crucis (1953), La Res Pública (1953), etc. En la primera estampa (Ver ilustración 38) se puede observar a un grupo de personas con cabeza de ratón que portan un estandarte, en el cual se leen las palabras que dan título a la obra, y en el piso una cinta con la frase: no admitimos ni negros ni judíos. Respecto a este grabado, el primero de la serie realizado por Correa decía él lo siguiente:
“En Club de ratones aguafuerte fue directamente grabada al buril sobre zinc y profundizada luego con ácido nítrico. El tema hace alusión al prejuicio social y tiene origen en el caso sucedido a un amigo. En efecto: alguien perteneciente al club de Leones de Cali lo invitó a ingresar a dicho club y para convencerlo le dijo: para saber hasta qué punto es respetable nuestro club basta decir que no admitimos ni negros ni judíos”.114
 En Vía – Crucis, un grupo de personas, posiblemente aludiendo al pueblo, cargan una cruz y sobre ella dos personajes: un obispo y un soldado romano, simbolizando tal vez la relación que en determinados momentos se daban entre la religión y el poder estatal en contra del pueblo.

En La res pública, el juego de palabras es utilizado para referirse a la república la cual, en la imagen, Carlos Correa representa como el esqueleto de una res, a la que algunos personajes, representados aquí como buitres, se han comido entre sí.
  Y así, los 2 aspectos mencionados por Alberto González en la cita: el humor negro y la crítica corrosiva, pudieran encontrarse en el resto de los grabados de Carlos Correa. Baste para complementar este corto análisis a su trabajo gráfico mencionar, entre algunos, otros títulos de los grabados: 


Mejor es la buena fama que un buen ungüento y el día de la muerte que el día del nacimiento, 
- Y nada hay nuevo bajo el sol, 
- El verraco de guaca, 
- Atajarasme las mulas que se entran a la universidad y me las gradúan, 
- Cada loco con su tema, 
- Lo que nada nos cuesta volvámoslo fiesta, 
- Las últimas monarquías, etc. Títulos en los que es posible percatarse de la manifiesta intención política que tienen los grabados y en los cuales según palabras de Miguel González: “Hay una declarada mofa a las instituciones oficiales: el escudo nacional, los políticos, los ritos religiosos, la situación social del mundo: son ironizados y colocados en situaciones que recogen por igual la comicidad y la ridiculez”. 115 GONZÁLEZ, Miguel. Carlos Correa y su obra. En: Arte en Colombia No. 12, mayo de 1980. P. 46.
   En su momento los grabados de Carlos Correa anunciarían la nueva intencionalidad política y social presente en la obra gráfica de la generación posterior en el arte colombiano, años 60 y 70, donde estarían inmersos artistas como Quijano, Rendón, Granada, Alcántara, Nirma Zarate, etc.
   En cuanto a la Historia del Grabado, las 2 series realizadas por Carlos Correa, en CALI, son representativas de una nueva actitud frente al grabado, abordado como una forma de expresión, diferente a la función ilustrativa que en otros momentos le habían asignado. Este artista es el punto de transición hacia el grabado que se haría en las 4 décadas siguientes. Después de él otros artistas: Aníbal Gil, Augusto Rendón, Luis Fernando Uribe, Fabián Rendón, Luis Fernando Mejía, José Antonio Suárez, entre otros, aparecerían con otras técnicas y temáticas variadas, además de las posibilidades gráficas y expresivas capitalizadas en el grabado, para enriquecer la historia del arte local.
38. Carlos Correa. Club de Ratones. Aguafuerte, 1952. No se sabe con certeza quien enseñó a Carlos Correa la técnica del aguafuerte. Lo cierto es que, paralelo a la investigación en el conocimiento de la técnica, el artista asumió una actitud frente al grabado, adoptándolo como una forma de expresión por medio del cual podía hacer una denuncia y una crítica social. De este modo Correa se convirtió en el primer artista en realizar una obra verdaderamente contundente por medio del grabado.
   Ahora bien, es posible hablar de los lugares donde se enseñó grabado (el fotograbado en este caso) antes de la década de los sesenta con propósitos laborales; industriales y comerciales. Los 3 talleres mencionados hasta el momento ilustran esta idea. Pero ¿qué pasó mientras tanto con el grabado artístico? ¿Existieron en la ciudad talleres donde se enseñara grabado con tal propósito? Al parecer, por lo investigado hasta el momento no hubo ninguno y los pocos artistas que de los años 40 a los 60 practicaron el grabado lo aprendieron algunos en Europa como Pedro Nel Gómez, Ignacio Gómez Jaramillo, Aníbal Gil y Augusto Rendón; y otros como Carlos Correa, Jorge Cárdenas y Francisco Valderrama lo hicieron de manera autodidacta. “Que de tanteos, que de errores, que de vacilaciones” 138 como decía alguna vez Gabriel Latorre de los grabadores de finales del siglo XIX, hasta aprender la técnica y encontrar en ella elementos con los cuales expresarse artísticamente.
5. EL GRABADO COMO FORMA DE EXPRESIÓN
   En 1961 el Museo de Zea organizó una retrospectiva de la obra de Carlos Correa. En esta exposición, realizada del 16 al 30 de agosto del año en mención, Carlos Correa expuso 42 obras entre óleos, acuarelas y grabados. Era esta la segunda exposición que se hacía en la ciudad en la cual un artista incluía al grabado entre las técnicas expuestas. Recordemos que 2 años atrás en el mismo lugar, la Sala Rendón del Museo de Zea, Jorge Cárdenas Hernández había realizado una exposición de su obra en la que incluyó monotipos y xilografías.
   Respecto a la exposición de Carlos Correa, Luis Mejía García 171 resaltaba que, en donde más afirmaba el artista su permanente inquietud y su honda comprensión de los grandes males que azotaban al país y al mundo contemporáneo, era en su extraordinaria serie de grabados al agua fuerte. 
171 MEJÍA GARCÍA, Luis. Vigencia de lo Nacional, una entrevista con el Maestro Carlos Correa. En: El Colombiano, Agosto 27 de 1961. Cita tomada de: ZULATEGI, Libe. Vida y obra de Carlos Correa. Museo de Zea. P164
   Los aguafuertes expuestos por Carlos Correa en el Museo pertenecían a las dos series realizadas por el artista en Cali durante la década de los 50, y a los cuales ya hice mención en un capítulo anterior.
   La exposición de Carlos Correa fue la primera exposición de la década de los 60 en la cual se incluyeron grabados. Después de ésta exposición se realizaron en esta década alrededor de 20 exposiciones donde incluían grabado y 5 de grabado solamente. La mayoría de estas exposiciones fueron realizadas en el Museo Zea y en otras instituciones de la ciudad como el Centro Colombo Americano, el Instituto Cultural Colombo Alemán, La Sociedad Colombiana de Arquitectos y la Universidad de Antioquia. En casi todas las exposiciones participaron artistas como Aníbal Gil y Augusto Rendón comenzaban a figurar en el arte local y nacional, y otros como Armando Londoño, Félix Ángel Gómez, Javier Restrepo, Yomaira Posada, Gloria Escobar y Ángela María Restrepo recién comenzaban su carrera en el arte. 
· Archivo de Carlos Correa, carpeta No. 5. Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe.
GONZÁLEZ, Alberto. Carlos Correa: Terquedad y Compromiso. En: Revista Universidad de Antioquia No. 255, Enero-Marzo de 1999.
GONZÁLEZ, Miguel. Carlos Correa y su obra. Arte en Colombia No. 12, Mayo de 1980. P.P. 43-46.
Tomado de: 
file:///C:/Users/Mario%20Garces/Downloads/UsugaGuisao-PanoramaGrabado.pdf