Carlos Correa por Pedro Nel Gómez y Cesar Uribe Piedrahita

A Propósito de Carlos Correa Por Pedro Nel Gómez
   Carlos Correa en medio a un reducido grupo, no alcanzan a 10 entre pintores, escultores, arquitectos contemporáneos, ha seguido el tortuoso camino de choques con una sociedad que no lo amaba. Pero las disputas en el fundo artístico han sido inocentes. Probablemente en lugar de darle fuerzas, se haya logrado desanimarlo en su inventiva por algún tiempo. Pero sus fuer; zas son superiores a estos incidentes.
 Úneme a Carlos una larga amistad y un principio nuevo, el "respeto mutuo", Mucho hemos logrado en esta actitud. Llevamos una fé absoluta en la CONSTRUCCION y por largos años hemos palpado las inmensas dificultades para la concepción pictórica en el trópico.
   Asaltan al pintor el folklore, unido a una coloración que todo lo anima, envuelve y desarticula.
   El tipismo humano se adhiere como líquenes en las rocas y no permite trabajar en sus raíces.
   Los grandes horizontes en las selvas, los bloques andinos son materia de "construcción" de amplia talla o de amasijo. En espera durante largos años, al fin oyese el grito arcaico que sirva de guía.
   Son "barequeros que no temen las fiebres del trópico, dicen los colegas, barequeros danzantes,  cumbíamberos del  Caribe que visitan las capillas en los montes y reposan en cuclillas con mineros desnudos, en los arenales de los ríos, los mitos americanos".
   ¿Y cómo es la construcción del trópico?
   Allí se puede ver -en los cuadros y maquetas de Correa, desde las copas firmes, los esbeltos muros, hasta la fina cornisa que ya se avisa en las últimas obras.
   Sólo en la construcción puede dársele vida al pueblo. El artista imitativo, el sobrio, sutil copista, únicamente anuncia un aspecto, puf cierto rico, pero que esconde al filón.
 La construcción aquí, demanda al hombre desnudo en sí, rara vida de continente primitivo.
   La construcción desentierra ritmos desconocidos, hijos de un arcaísmo también desconocido. Muestra siempre ella "algo nunca visto".
   El arcaísmo es sutil como el de una sangrante, fantástica orquídea. Es oscuro, caótico e informe como el combate de dos gallinazos. La invención ataca, construyendo, esta antítesis.
   La triple opuesta rotación de la "Cumbiamba", la cumbia danza rito arcaico, con luces móviles de manojos de velas, donación para la vecina capilla, es solo comprensible en la construcción.
   Se puede hacer el retrato humano, no copiando el incopiable hombre de América. Elevando, bloque a bloque, la fisonomía, el cuerpo, lo palpable y el carácter, la actitud cambiante y el movimiento ¿cómo?
   Con una estructura.
   Largo y desolado es para el artista este camino. Pero lo dejado queda en firme. No se crea es "teoría", está en juego algo espiritual, el prestigio pasado y futuro de la Patria. Es un deber andar atentos. 12 artistas profesionales, en 12 millones de habitantes, es desde ahora una situación precaria, lamentable.
   Aquí parece está el principio para la OBRA. ¿Quiénes resistirán los 30 años de bregas continuas en estos "duros" climas de América India?
   Carlos Correa es un ejemplo. Observad con cuidado una a una sus maquetas, desde la "Mascarada de la Muerte" hasta el "Adán y Eva". Los cuadros desde el retrato del "mono" César hasta la gran naturaleza muerta; muchos años pasaron. La inspiración, la estructura, avanzan, son sostenidas.
   Su experiencia oleísta sabe es dueño de muchos principies, hallados con sus propios esfuerzos. No piensa corno el eterno confuso pintor actual colombiano, comprar en España o París, la sabiduría que lo penetrará milagrosamente. El arte de Correa hinca sus raíces en su país y su obra es ya un patrimonio nacional.
@@@
Cesar Uribe Piedrahita* a partir de 1935, promovió a muchos jóvenes artistas. Sus comentarios sobre arte o música mostraron el conocimiento que tenía de las artes en general. Fue un reconocido defensor de la pintura mural de Pedro Nel Gómez, quien tuvo no poco detractores, especialmente en el medio tradicional antioqueño (Uribe P. 1938a). También exaltó la obra de los pintores Gonzalo Ariza, Carlos Correa, José Posada (Uribe P. 1938b). Y fue, como dice Gonzalo Ariza, “uno de los mejores amigos de los pintores” (Ariza 1945).
   El primer encuentro con el arte lo tuvo Uribe en la exposición que organizó en Bogotá de los dibujos y caricaturas de Ricardo Rendón, uno de sus más íntimos amigos, y quizá uno de los más sobresalientes caricaturistas colombianos del siglo XX (Rodríguez 1976; Escritos 1939). Rendón fue para Uribe casi un hermano. Compartieron casi todas las actividades, en especial la pintura, que la hacían juntos en el campo o la ciudad; idealizaban lo que harían en el futuro, pero el destino fue otro para Rendón cuando aún muy joven se disparó un tiro en la cabeza, dentro del reservado de La Gran Vía. De allí lo llevaron a casa de Uribe, donde murió un día de octubre de 1931 (Moreno 1951).
 En un artículo publicado en la Revista Universidad de Antioquia en enero de 1938, se observa a un Uribe Piedrahita crítico riguroso al comentar un texto del doctor Alonso Restrepo titulado “Arte y eugenética – repique insonoro”, en el que se cuestiona los murales del pintor Pedro Nel Gómez. Uribe se pronuncia contra aquellos que desconociendo los asuntos del arte se meten a críticos y descalifican un trabajo pictórico serio y de gran alcance estético movidos sólo por el afán moralizante. Uribe aprovecha para resaltar el valor y la modernidad de la pintura de Pedro Nel Gómez. En octubre de ese mismo año aparece en la Revista PAN la presentación que hizo Uribe de la pintura de Carlos Correa, un discípulo reconocido de Pedro Nel Gómez. Lo que afirma del pintor, fácilmente podría atribuírselo a Uribe mismo: “El artista se esconde en su pequeñez, apenas salida de la pubertad, para gritar en sus lienzos, acuarelas y dibujos toda la inquietud que bulle en su alma bellamente realista y humana”.
   Lo que dijera Uribe del pintor Carlos Correa, resume lo que fue la actividad artística del escritor: “Pintura de la realidad, pintura de la tierra y del hombre, pintura del deseo, del amor y de la muerte, representado con toda sinceridad y el entusiasmo de un joven hecho hombre por la fuerza de su trabajo y de su comprensión” (Uribe P, 1938b). "Carlos Correa, pintor de la vida". Revista PAN. Bogotá, 24: 95–101, oct./38b.
*Cesar Uribe Piedrahita. Hombre de cultura universal, recorrió los caminos del saber científico, del pensamiento humanista y los senderos excelsos del espíritu a través de las artes y la literatura: médico, cirujano, naturalista, bacteriólogo, salubrista, investigador, etnólogo, arqueólogo, coleccionista de obras de arte, educador, escritor, crítico de arte, acuarelista, músico, dibujante, grabador, administrador, aventurero y bohemio.